Aceptación Radical

“La conciencia incluye y trasciende la inteligencia. Vivir a conciencia, significa prestar atención a todo lo que ocurre, dejando que toda la información relevante, brille en el espacio de la atención. Operar con conciencia, significa estar siempre dispuesto a percatarse de las consecuencias de las acciones que uno emprende, compararlas con sus objetivos y valores, y corregir lo que sea necesario”.
Fredy Kofman / Metamanagment: La Nueva Conciencia de Los Negocios / Ed. Granica.

Cuando algo no nos gusta, de inmediato viene el impulso de transformarlo. Si mi jefe en el trabajo es muy exigente, la respuesta automática es tratar de sabotearlo o pensar en conseguir otro trabajo. Lo mismo ocurre con la pareja, el dinero que gano, la realidad de mi cuerpo (que estoy gordo, pelón o chaparrito) o cualquier otro aspecto de la vida. La suposición de que la única manera de estar en paz o feliz es que la realidad que me rodea debe ajustarse a mis expectativas, crea una enorme dosis de sufrimiento. Realmente, son pocas las situaciones en las que hay un embone casi perfecto entre mis expectativas y la realidad tal como es.

¿DOLOR O SUFRIMIENTO?

Hay una frase que me impactó enormemente, cuando la escuché por primera vez: “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”. El dolor tiene que ver con la sensación física o emocional que nos incomoda; el sufrimiento es la reacción psicológica ante el dolor. Puedo experimentar dolor de cabeza. O tristeza, porque no me gané un contrato que para mí era muy importante. Eso es dolor. El maldecir la sensación de mi cabeza, el ponerme furioso y culpar a los demás, el tensar mi cuerpo –pensando que con esto, el dolor va a desaparecer– es sufrimiento.

La raíz del problema que genera este sufrimiento, impotencia, malestar, está en desear que las cosas no sean como son. Cuando planteo esta idea en alguno de los grupos con los que trabajo, algunas personas interpretan que los estoy invitando a una especie de pasividad, resignación, mediocridad, etc. Pareciera que el aceptar algo como es, significa que así va a seguir siendo siempre.

Aquí, vale la pena hacer una distinción fundamental: todos los seres humanos tenemos ideales, metas, anhelos. Por ejemplo: aumentar las ventas del negocio, disminuir la rotación del personal, contar con un ambiente de trabajo más armónico, etc. En todos estos casos, existe una distancia entre las circunstancias del momento presente y las circunstancias anheladas en un futuro.

Fredy Kofman llama a esta brecha “tensión creativa”. En este contexto, si yo quiero contribuir a que exista esta realidad imaginada, tengo que hacer algo diferente. Es bien conocida la frase “si sigues haciendo lo que siempre has hecho, vas a obtener los mismos resultados (buenos o malos) que siempre has tenido”. Esta frase nos invita a tener clara una visión de la realidad que queremos y a actuar de manera que posibilitemos esa realidad. No tiene nada de malo imaginar realidades posibles, ya que es la única manera de construirlas:
•Primero, tenerlas claras en la mente.
•Y luego, comportarte de manera que puedas generar los resultados deseados.

¿QUÉ HACEMOS CON EL PRESENTE?

Con este instante en que la realidad imaginada, todavía no es un hecho. Aquí es donde se genera el sufrimiento: pensar que sólo puedo ser feliz el día en que la realidad X sea mi circunstancia, es una enorme fuente de sufrimiento: “El día que corran a mi jefe, el día que me den la gerencia, el día que ya no tenga migrañas”...

En estos últimos casos, la intención que nos impulsaba a trabajar de forma creativa y eficaz, se convierte en un impedimento para disfrutar el momento presente. Aquí hay una paradoja, aparentemente irresoluble: “Si acepto el presente tal como es, termino renunciando a mis sueños y adopto una postura de mediocridad; si me enfoco en el futuro y tengo muy claros mis sueños, dejo de disfrutar el presente, ya que me digo internamente que hasta que no se haga realidad mi anhelo, entonces puedo ser feliz”. La salida a esta paradoja aparente, es:

Aceptar de manera radical el presente,
sin renunciar a cualquier anhelo,
misión o convicción.

La intneción debe apuntar al futuro, pero la atención al presente.
Deepak Chopra

¿Cómo hacer esto? Aprendiendo a observar los propios pensamientos y a darnos cuenta de los efectos emocionales que tienen en nosotros. Wayne W. Dyer señala que sólo hay dos tipos de pensamientos: los que nos fortalecen y los que nos debilitan. En este caso, los pensamientos que promueven la aceptación del presente, al mismo tiempo que guían nuestras acciones hacia construir un futuro deseable, son pensamientos que nos fortalecen. Los que nos llevan a rechazar el presente y a pensar que sólo si la realidad de este momento fuera diferente, podríamos ser felices, son pensamientos que nos debilitan.

La libertad última no radica en poder hacer lo que quiero (situación que con mucha frecuencia es imposible). Más bien, radica en estar consciente en todo momento que puedo elegir cómo quiero responder a cada situación. Esta es una libertad que debe ser cultivada por medio de prácticas que fortalezcan la conciencia del momento presente.


Por Psic. Pablo Herrera
pablo_herrera@prodigy.net.mx